Psicología ingenua de la acción

Teorías clásicas de la atribución

Psicología ingenua de la acción

Heider (1958) fue quien aporto las bases sobre las que se desarrollaron el resto de teorías; introduce su psicología ingenua de la acción bajo la idea de que las personas intentan comprender, controlar y predecir los acontecimientos que les corresponden. Establece una semejanza entre un científico y las personas en general: ya que ambos utilizan la observación para formar sus teorías o creencias sobre lo que ocurre a su alrededor, que confirmarán, negarán o modificarán con observaciones posteriores.

De sus aportaciones más importantes destacamos:

• El análisis ingenuo de la acción.

• La atribución de responsabilidad.

• El principio de covariación.

El análisis ingenuo de la acción

Heider nos habla sobre el “locus de causalidad”, es decir, la localización de la causa que origina un acontecimiento, el cual es fundamental para comprender por qué una persona se comporta de una determinada manera. Dicha causa que explica la conducta puede ser de localización interna, disposicional o personal, de localización externa, situacional o ambiental. Sin embargo, el resultado de la conducta puede deberse a la combinación de factores ambientales y personales. Para explicar un poco de que se trata, los describiremos por separado:

Los factores o fuerzas personales: tiene un competente estable de capacidad. Se refiere a la capacidad para realizar una acción; por otro lado, también cuenta con un factor de motivación, relativamente variable y controlable, que impulsa y dirige la acción. Dentro de la motivación se incluye la intención y el esfuerzo.

Las fuerzas ambientales: incorporan un aspecto relativamente estable de dificultad de la terea y otra variable de suerte.

Al existir una relación entre los factores personales y los situacionales; el esfuerzo tiene una relación directamente proporcional con la dificultad de la tarea e inversamente proporcional con la capacidad. Es decir, según aumenta la dificultad de la tarea, aumentará el esfuerzo, mientras que este disminuirá según aumenta la capacidad. Existe el poder (la posibilidad) de realizar la acción con éxito cuando la capacidad del actor es superior a la dificultad de la tarea, o esta se combina con la suerte. Las relaciones entre estos elementos en el proceso atributivo permiten, realizar predicciones sobre el éxito o el fracaso de una acción concreta y permite también, el análisis causal una vez realizada la acción. 

Por ejemplo: para ayudar a un amigo en su trabajo de matemáticas, se necesita motivación para intentarlo y capacidad para realizarlo. Sin embargo, que se pueda o no ayudar dependerá de la unión entre la motivación y la capacidad con los factores ambientales (como la dificultad de la tarea y la suerte). Entonces, podremos ayudar a nuestro amigo con su trabajo si la capacidad y la motivación son suficientes para la dificultad de la tarea, pero no si esta las supera, a no ser que intervenga la suerte (por ejemplo, si encontramos información que resuelve las cuestiones que desconocemos).

Para que nos quede más claro, el observador o perceptor (nuestro amigo en el ejemplo) hará una atribución interna de la conducta del actor (nosotros en el ejemplo) cuando observe que este tiene la capacidad y la intención o motivación de llevarla a cabo. En cambio, atribuirá la conducta del actor a una causa externa o ambiental cuando la dificultad de la tarea excede la capacidad de este o no sienta en él, la motivación de realizar dicha conducta (en nuestro ejemplo, ayudarlo en mates)

La atribución de responsabilidad

Heider se interesó en la medida en la que nos podemos dar cuenta de nuestros actos y estableció una importante distinción entre atribución de causalidad y atribución de responsabilidad.

En muchas ocasiones, sabemos quién ha sido el actor de un acontecimiento, pero no sabemos hasta qué punto esa persona es responsable de lo ocurrido o si ha sido un accidente. Por lo que llego a la conclusión, de que el nivel de responsabilidad aumentará a medida que la acción sea más atribuible a fuerzas personales (motivación y capacidad) que a fuerzas situacionales (dificultad de la tarea o suerte) y distinguió cinco niveles de responsabilidad:

1) La asociación: ocurre cuando no existe conexión causal con la conducta. Se produce cuando se atribuye la responsabilidad de un acto a alguien que no lo ha realizado, aunque exista alguna relación con el actor real o con la situación. Por ejemplo, cuando un niño rompe un vidrio de la ventana con un balón y el profesor castiga a todos los que estaban jugando con él.

2) La causalidad simple: sucede cuando el actor sí ha realizado la acción de la que se le hace responsable, pero no ha tenido intención de hacerlo. Por ejemplo, el niño que estaba al lado del florero tropezó con algo que lo hizo caer y por consiguiente rompió dicho florero.

3) La previsibilidad: añade que el observador juzga que el actor podría haber previsto lo ocurrido. Por ejemplo, que el observador juzge a un niño que lesionó a otro al querer demostrarle a sus amigos lo rápido que va en bicicleta.

4) La intencionalidad: añade la atribución de intención al actor. En este caso, el observador puede realizar una atribución interna de la acción, por tanto, existe motivación y oportunidad. Por ejemplo, el nieto rompe un jarrón a su abuela; la previsibilidad ocurrirá si se piensa que el niño tenia la intención de producir daño con su acción.

5) La justificabilidad: supone la existencia de casos en los que se pueda justificar la acción intencionada por causas de la situación. Por ejemplo, cuando el niño que monta en bicicleta hace una maniobra que tiene la consecuencia de lesionar al otro niño, pero lo hace para evitar que éste pegue a su hermano pequeño

El principio de Covariación

Heider resaltó la importancia de este principio para comprender el proceso atributivo. En el habla de que puede atribuirse un efecto a una causa que está presente cuando el efecto tiene lugar y que está ausente cuando el efecto no se produce. Es decir, siempre se tiene que dar la causa para que se produzca el efecto. Este principio fue la base del modelo de covariación de Kelley.



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