Identidad Social y paradigma de grupo mínimo
Las investigaciones fueron llevadas a cabo en el laboratorio
empleando el paradigma del grupo mínimo que consiste en clasificar a las
personas en dos grupos con una categorización mínima que cumplía tres
requisitos:
- La categorización era arbitraria y completamente novedosa. Es decir, la distinción endogrupo (mi grupo) /exogrupo (el otro grupo) no tenía ningún significado en el mundo real.
- La categorización era anónima, los participantes no interactuaban cara a cara ni con miembros de su grupo ni con los del exogrupo.
- Las respuestas de los participantes no acarreaban ningún beneficio personal.
En uno de los experimentos seleccionaron a un grupo de estudiantes
británicos que creía que iba a participar en un estudio sobre toma de
decisiones. Los participantes fueron asignados aleatoriamente a uno de los dos
grupos, aunque se les dijo que la distribución respondía a la preferencia por
las pinturas de Kandinsky o las de Klee. La tarea que tenían que hacer consistía
en distribuir dinero entre dos posibles destinatarios con los que nunca
interactuaban y estaban identificados solo mediante un código y su pertenencia
a un grupo (en el caso de este experimento al grupo de las pinturas de
Kandinsky o las de Klee). Los resultados mostraron que los participantes tendían
a favorecer a los miembros de su propio grupo, es decir, aquel que coincidía
con el pintor de preferencia.
En estudios posteriores se realizó otro tipo de categorización
para eliminar la posibilidad de que infiriera la semejanza con los demás
miembros del grupo. En este caso se categorizaron en dos grupos (X e Y) a los
participantes sin ninguna explicación y se sustituyó el dinero por puntos sin
valor económico. ¿Te imaginas que paso verdad? Pues si, los participantes escogían
a las personas que tenían su misma letra aun cuando no sabían absolutamente
nada de la otra persona.
Cientos de experimentos apoyan la hipótesis de que la mera
categorización social produce favoritismo endogrupal, y esta aparece cuando se
asignan rasgos positivos, pero no cuando hay que distribuir castigos.
Por esta razón, tendemos a categorizar al grupo con el que nos identificamos (endogrupo), como parte de nosotros dotándolo en su mayoría de casos de cualidades positivas, mientras que a las personas que pertenecen a otros grupos (exogrupos), los categorizamos como adversarios o diferentes a nosotros otorgándoles mayormente cualidades negativas o llegando en ocasiones a la discriminación (en el caso de los experimentos del paradigma asignándoles menos recursos al exogrupo).
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